Tomar al Padre

El padre está relacionado con la acción, con afrontar retos, superar límites, asumir riesgos y materializar proyectos. En definitiva, llevado al mundo adulto, el padre representa la fuerza para tomar decisiones, la realización profesional, el emprendimiento.

Se relaciona asimismo con la capacidad de trazar objetivos y metas, y alcanzarlas. También necesitamos de la fuerza del padre para atravesar los cambios de ciclo, llamados asimismo ritos de paso, como lo es el independizarse y tornarse adulto. En este sentido, la fuerza del padre tiene que ver con elegir, con mirar hacia adelante y avanzar hacia lo desconocido.

Lo masculino aporta la fuerza necesaria para superar los obstáculos que nos impiden avanzar en la vida y crecer. En la memoria arcaica de lo masculino está su instinto de protección de la tribu, de modo que también está relacionado con la capacidad de conocer y poner los límites que nos protegen.

La madre es quien “da acceso” al padre, lo hace mediante un “permiso” intangible, no tácito, que el niño/a siente. Si mamá siente rechazo hacia papá, el hijo/a, por lealtad ciega a mamá, no va a poder tomar a su padre. Este no poder acercarse al padre, porque la madre impide el acceso, conllevará en el hijo/a un sentimiento de rechazo del “50% de papá” que lleva en sí mismo/a, viendo mermada su capacidad de afrontar los retos de la vida y sintiendo, tarde o temprano, enfado y rechazo hacia la madre por negarle algo que le es legítimo.

Otras veces este impedimento de acceso al padre puede deberse a que éste permanece anclado en algo inconcluso en su pasado. Así, no puede estar disponible para el hijo/a de modo que el hijo no puede tomar a su padre.

Otra situación que puede generar una interrupción del movimiento hacia el padre es la muerte temprana de éste, o bien que haya estado ausente, ya sea emocional o incluso físicamente.

“A un padre ausente se lo busca toda la vida y de muchas formas. He visto mujeres que han tenido un padre ausente y siempre han tenido parejas que viven lejos, amantes ausentes para repetir el modelo. Por otro lado, muchas mujeres aprenden a mirar el mundo con los ojos de su madre, y si ésta odia la figura paterna, nunca van a confiar en los hombres. Y si se trata de un hijo criado bajo estas condiciones, podrá ser un hijo que trate de quedarse siempre como un niño, porque pensará que al crecer se convertirá en el hombre que la madre desprecia”. Cristóbal Jodorowsky

El vacío que genera la falta de reconocimiento interno de ese 50% que nos llega a través de papá puede ocasionar conflictos internos que deriven en dinámicas y sentimientos diversos: desde una insatisfacción profunda con uno mismo o una incomprensible división interior, hasta la sensación de sentirse muy perdido en la vida, sin verle sentido a esta, sin orientación ni vocación. Estos conflictos pueden resultar en depresión o en el intento de la persona de llenar ese vacío con cualquier tipo de adicción, ya sea a sustancias, personas o a acciones.

Cuando alguien se encuentra desconectado de uno de sus padres, tan sólo cuenta con la mitad de su fuerza vital. La ausencia de fuerza vital desemboca, frecuentemente, en estados depresivos recurrentes en los que se agudiza, sobre todo, el sentimiento de vacío. Esa sensación de vacío indica la falta de uno de los padres. Es como si el corazón estuviera lleno solo a medias.