Lealtades Familiares Invisibles: Una Prisión en tu Mente

Heredas de tus familiares no sólo sus patrones de conducta y percepción, sino también sus necesidades. Seguramente te has responsabilizado de resolver ciertos problemas que no te corresponden en algunas ocasiones.

Aunque es tu deber aportar soluciones a los conflictos que surgen en tu ambiente más cercano, también es tu derecho desarrollarte como individuo. Darte el permiso y la libertad de hacer tu propia vida es el mejor regalo para los que te rodean.

La lealtad es un valor, un concepto que vincula a un sujeto a una persona o un grupo de personas y que exige el cumplimiento de las normas de fidelidad, honor y gratitud. Dentro de esta red de lealtad, se exige que cada miembro cumpla con las obligaciones del clan. El hecho de incumplirlas puede significar la exclusión del grupo

Según Boszormenyi-Nagy (Psiquiatra), los votos de lealtad familiar surgen de leyes paradójicas que se expresan, entre otras, a través de las polaridades del «mártir» victimismo y el «acusador» culpabilidad.

Mientras el acusador impone su control a través de la exigencia y la imposición, a menudo el mártir ejerce una influencia controladora mucho mayor, al no permitir que el resto de los miembros de la familia desarrollen su parte de responsabilidad. Desde un punto de vista biológico y evolutivo, los sistemas de lealtad suponen un vínculo necesario para la supervivencia del clan en un ambiente hostil.

El problema viene cuando los lazos no permiten el proceso de individuación de cualquiera de sus miembros, cuando los deberes para con el sistema superan los derechos. Son muchos los progenitores que retienen a sus hijos con frases del tipo “yo hice de todo por ti, me debes mucho”. Es por eso que gran número de jóvenes no logran diferenciarse, no logran tomar distancia entre su «yo» y su familia y no llegan nunca a madurar.

La individuación se basa en la ruptura con las lealtades familiares. Dejar de identicar mi existencia con la de mis padres, salir del mundo materno/paterno; aunque eso pueda despertar un fuerte dolor por el sentimiento de traición y abandono hacia la que nos dio la vida, es imprescindible pasar por ahí. Ese paso es parte fundamental de nuestro proceso de individuación, para descubrirnos, saber quién somos y crear nuestras propias creencias y valores.

Es precisamente por el amor hacia los padres que debemos recorrer este camino. Vencer esta fuerza arquetípica que nos conecta a mamá y papá es honrar la vida.

Es amarte a ti, a tus hijos y a tus padres por encima de todo. Porque, ¿qué mejor manera de agradecer el regalo de la vida a quienes te la dieron que aceptándola plenamente y disfrutándola en todos sus aspectos? No hay mayor felicidad para unos padres que ver la felicidad de su hijo. ¿Cómo vamos a disfrutar de nuestra vida si por amor a nuestros padres no nos permitimos vivirla?

La individuación, también conocida como el principio de individuación, es un término de la psicología analítica que hace alusión a “aquel proceso que engendra un individuo psicológico, es decir, una unidad aparte, indivisible, un Todo”. Según Carl Gustav Jung (Psiquiatra y Psicóloco) “Individuación significa llegar a ser un individuo y, en cuanto por individualidad entendemos nuestra peculiaridad más interna, última e incomparable, llegar a ser uno Mismo.

Se podría traducir individuación también por autorrealización. La lealtad hacia ciertas figuras de tu familia puede hacer que emplees sus estrategias de afrontamiento frente al estrés sin cuestionarlas; pero es importante que te plantees si tu percepción y comportamiento sigue teniendo sentido en tu contexto de vida actual.

Empieza a tomar conciencia de que fuiste criado en un ambiente que condiciona tu inteligencia emocional y tu capacidad de superar dificultades, pero no olvides que lo que fue escrito puede volver a reescribirse. Aquí comienza el camino de tu liberación emocional.

Una mujer de 40 años lleva desde los 20 años trabajando. Siempre ha sentido la necesidad de dedicar muchas horas a su trabajo y, a menudo, no se da el permiso para poder descansar o realizar actividades de ocio.

Aunque al pensar objetivamente sobre esta situación, sabe que le gustaría “desconectar” ocasionalmente de su labor profesional –al menos cuando no está en su trabajo–, cuando lo hace se siente culpable.

Al indagar en otras situaciones de su infancia recuerda que su madre le decía siempre de pequeña que tenía que trabajar mucho para poder ser independiente.

Su abuela, que no trabajó, dependía de su abuelo y tuvo que dedicarse siempre a las labores del hogar. En su familia se consideraba muy importante el hecho de que las mujeres trabajaran y, de este modo, pudiesen desarrollarse profesionalmente y ser independientes.

Una de las intenciones positivas tras su obsesión con el trabajo era sentirse aceptada y querida por su madre ya que, si hacía lo contrario, creía que sería rechazada por ella. Al tomar conciencia, pudo aceptar tener más horas de descanso sin sentir que “fallaba” a las mujeres de su clan.