Primer Punto: El Amor
En el enamoramiento se crea un primer vínculo entre 2 personas que las impulsa a comenzar una relación. La consumación sexual sella este vínculo. Después de un tiempo, uno se da cuenta de que el otro no es perfecto, de que tiene sus luces y sus sombras. Es un acto de amor aceptar al otro tal como es, aceptar a sus raíces familiares y también a su camino, que es distinto del propio.
Este es un error muy común en las parejas: creer que por estar juntos se tiene que tener el mismo camino.

Segundo Punto: La Presencia
La presencia permite vivir la experiencia d caminar juntos. Si uno de los miembros de la pareja no está presente, el otro se siente solo, no visto. A veces uno sigue enredado en una anterior pareja, y esto hace que no esté del todo libre y presente para su actual relación.
También puede encontrarse inmerso en una dinámica de mirar hacia atrás y prestar más atención a su familia de origen que a la actual. Otro motivo por el que uno de los miembros puede estar ausente, es la adicción al trabajo o cualquier otro tipo de adicción.
Si la pareja se forma entre dos personas ausentes, esta falta de presencia no se vive como una dificultad como tal, aunque, visto desde fuera, pareciera que dicha pareja vive vidas paralelas, más que una vida en común

Tercer Punto: La Responsabilidad
Una pareja es una relación entre iguales. Cada uno debe asumir su parte de la responsabilidad respecto a la relación. De esta manera ambos la cuidan. Cuando uno exige al otro que le dé, por ejemplo, lo que sus padres no le dieron, y se siente con derecho a ello, se coloca en una actitud infantil.
De esta forma no se hace responsable de sus propias carencias y necesidades, cargando a su pareja con sus exigencias. De la misma manera, se crea una relación desigual cuando uno se siente responsable del otro, como si fuera su padre o su madre.
A menudo estas dos actitudes se complementan, haciendo juego.

Cuarto Punto: El Aprecio
En la misma medida que aprecio al otro, también puedo apreciar lo que me da y aceptarlo agradecido. Cuando no lo aprecio o lo desprecio, aunque le quiera, no me vale lo que me da. Se crea así un desequilibrio entre el dar y el tomar que amenaza la continuidad de la pareja.

El conjunto de estos puntos explicados hace que uno renuncie a la fantasía de la pareja ideal y también al ideal de la felicidad perfecta. Esta renuncia es el tejado que protege el hogar.
En la medida que tomo a mi pareja, la puedo amar tal como es. También en la medida que quiero estar presente en la relación, no voy en busca de otra relación. Mi responsabilidad para con la pareja pide que me haga cargo de mis carencias personales. Y es finalmente, el aprecio por mi pareja lo que me hace elegirla a ella. Porque así lo quiero”.